jueves, 16 de febrero de 2012

Rivalidad estudiantil: nuevas manifestaciones de violencia y agresividad.

Este artículo fue publicado originalmente el jueves 14 de julio de 2011 en mi blog Políticamente Correcto. Todos los artículos de dicho blog han sido importados a éste.

San Salvador, El Salvador.
Es inconcebible pensar que los actos de violencia se cometen de forma “inconsciente” y que la persona pierde el uso de razón y capacidad de discernir o realizar juicios de valor mientras se encuentre en un estado de “excitación” que lo incite a la violencia.

Las agresiones debido a la rivalidad entre grupos de estudiantes se están convirtiendo en un círculo de violencia incontrolable que se suman a los actos de vandalismo que son realizados por las “barras” de los centros educativos. Uno de los casos más conocidos es el del asesinato de Carlos Garay debido a riñas entre instituciones educativas, en marzo de 2010.

Si bien, nunca han sido consideradas de igual gravedad que las maras; debido a sus radios de acción y alcances de impacto, esto no significa que la magnitud de los actos de violencia y delitos cometidos, deban verse con menor severidad que cualquier otro criminal o delincuente.

Desde un punto básico de cumplimiento de motivaciones, una barra de una institución educativa cumple ciertos aspectos similares a los de las maras; como el sentimiento de pertenencia y familiaridad que se desarrolla dentro de la célula, o la realización de todas sus actividades extracurriculares en compañía de dicho grupo.

Entonces, ¿Porqué no analizar la situación desde una perspectiva similar? Claramente, los estudiantes buscan satisfacer ciertas necesidades de aceptación social mediante la integración a dichas barras; influencia, que en muchos casos los lleva a niveles de agresividad y violencia que concluyen en la incidencia de actos delictivos.

Las barras de centros escolares así como cualquier agrupación social, pueden convertirse en un arma de doble filo. Si bien todo ser humano tiene la necesidad de vivir en “comunidad” y compartir con otras personas; en casos como éste, la ola de violencia desatada en el país, genera aun más agresividad, la cual es descargada y disfrazada bajo la supuesta rivalidad entre grupos que apoyan “actividades deportivas” de institutos y escuelas.

La política y el gobierno muchas veces se ocupa y pretende resolver los problemas más inminentes y hacia los cuales orientan sus campañas propagandísticas; sin embargo debería de prestarse más atención al factor de las barras como células y núcleos generadores de violencia que podrían estar mal influenciando a los estudiantes en lugar de proporcionar un ambiente sano como actividad de recreación y apoyo al deporte.

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